Con el número de casos de coronavirus creciendo por momentos, las restricciones han pasado a ser parte de nuestra ya no tan nueva normalidad. El teletrabajo es una rutina más del día a día. Y aunque las últimas noticias mantengan nuestros pies en el presente, pensar en el futuro es inevitable: ¿Cómo nos repondremos de esta pandemia? Los analistas coinciden en una misma fuerza motriz para la recuperación económica: las innovaciones digitales.
La clave está en las habilidades personales.
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El enorme impacto del coronavirus en nuestra economía no nos coge de sorpresa. Parece que salimos de una crisis para entrar en otra, ¿verdad? Curtidos en mil batallas, sabemos que es tiempo de adaptarse. Y cuanto antes lo aceptemos, mejor: el mundo es digital.
La tecnología es nuestro salvavidas
Desde el inicio de la propagación del virus, las nuevas tecnologías nos han echado un cable ¡de tantas maneras! La inteligencia artificial nos permite identificar los síntomas de coronavirus con una simple exploración pulmonar. Desde las alturas, los drones facilitan el transporte sin contacto, así como el cumplimiento de las restricciones. Los chatbots se transforman en nuestros consejeros particulares en temas de COVID. Y en las plataformas online, los científicos encuentran la ventana perfecta para compartir con el mundo sus conocimientos, investigaciones y descubrimientos. Sin duda, las nuevas tecnologías han llegado para quedarse. Con o sin pandemia. Y marcarán la diferencia en nuestra recuperación.
Transformación digital
La COVID ha pisado a fondo el acelerador de la transformación digital. Y las empresas ya están en el tramo final del cambio al teletrabajo. ¿Qué significa esto para sus empleados? ¿Qué deberían saber? ¿O aprender? ¿Qué habilidades les ayudarán a alcanzar sus objetivos? ¿Y cuáles se han quedado obsoletas? La investigación del Foro Económico Mundial (FEM) muestra cómo «la inversión en soft skills como el liderazgo, la creatividad, la inteligencia emocional y el pensamiento crítico reducirán significativamente el número de puestos de trabajo reemplazados por la automatización». Forbes, por otro lado, publicó un artículo sobre por qué las habilidades personales ya no son solo un punto extra en tu currículum, sino un requisito fundamental. Entonces, ¿cuáles serán tus habilidades imprescindibles?
1. Creatividad
Según el FEM, en 2020, la creatividad es una de las habilidades más importantes en los empleados, junto con la resolución de problemas complejos y el pensamiento crítico. «Con la avalancha de nuevos productos, tecnologías y métodos de trabajo, los equipos deben innovar para adaptarse a estos tiempos de cambio de la mejor manera posible». ¿Para qué explicar los entresijos de la informática si no pueden aplicarlos? Enseña a las personas a crear soluciones y olvídate del status quo. Si la tecnología se va a deshacer de tareas repetitivas, la creatividad humana será primordial para la innovación y el desarrollo.
2. «Leer el ambiente»
Ya lo dijo el periodista científico Daniel Goleman: la capacidad de «leer el aire» es una habilidad fundamental. Comienza con la inteligencia emocional. Es decir, saber acercarse a los demás con respeto, amabilidad y empatía. Y ponerla en práctica te hará destacar en tu carrera. Nuevos estudios, como el del propio Goleman, muestran como la inteligencia emocional se divide en hasta doce subcategorías. Desde la conciencia de uno mismo hasta el trabajo en equipo. Encontrar el balance entre todas estas competencias, aunque trabajoso, vale su peso en oro. No se trata solo de controlar tus impulsos y emociones, sino también de comprender a aquellos que te rodean. Tienes que ir en sintonía con las pistas del lenguaje no verbal, practicar la escucha activa, darte cuenta del tiempo que hablas y con qué frecuencia dejas que otros sean el centro de atención.
3. Persuasión
«La inspiración existe, pero te encontrará trabajando». Pero Picasso no contaba con que, si trabajamos con gráficos para nada inspiradores, llamar a las musas será complicado. Sobre todo si hablamos de las de otros. Si realmente quieres que a la gente le importe algo, tendrás que sacudirles el polvo a esas tablas de datos y convertirlas en historias que enganchen desde la primera página. Mantén atada a tu audiencia al hilo de un relato que quieran hacer propio. Temas como la tecnología son abstractos para muchos. Aprender a dar vida y color a historias en la era digital es todo un arte. No solo activan las regiones cerebrales asociadas al lenguaje ¡sino todo el cerebro! Una historia efectiva te sorprende, emociona y se cuenta sin adornos innecesarios.
4. Conexión
En tiempos de transformación digital, aquellos que tienden puentes y nos conectan marcan la diferencia en el equipo. Pero va mucho más allá de empatizar o acercar a las personas. Se trata de luchar por la sinergia, generar engagement real en las personas, y animarles a generar nuevas ideas.
5. Hacer preguntas
«En preguntar lo que sabes el tiempo no debes perder... Y a preguntas sin respuesta ¿quién te podrá responder?». Antonio Machado lo decía alto y claro: Hay que saber hacer las preguntas correctas. ¿Pero cómo? Las buenas preguntas buscan respuestas creativas y, preferiblemente, soluciones. Si son provocativas, estimularán a tu equipo: «¿Qué te impide alcanzar tus metas?», «¿Qué le falta a este proyecto para ser un éxito?».
6. Pensamiento crítico
A pesar de lo que estas palabras puedan sugerir, el pensamiento crítico no tiene que ver con rechazar ideas, o ceder al pesimismo y la negatividad. De hecho, es una de las maneras más objetivas de evaluar información y evitar que los prejuicios asomen la cabeza. ¿Cómo ponerlo en práctica? Paso uno: Aprende a reconocer tus sesgos y a distinguir entre hechos y opiniones. Paso dos: Haz que los debates sean imparciales, con la información emocional siempre en mente. Paso tres: Ten en cuenta toda información relevante y saca tus propias conclusiones.
7. Flexibilidad cognitiva
Cuando algo se nos mete entre ceja y ceja, es difícil dejarlo ir. ¿A ti también te ocurre? Las decepciones nos persiguen, nublando así el pensamiento creativo y la capacidad de resolución de problemas. «¿Y a qué se debe?», te preguntarás. La falta de flexibilidad cognitiva es nuestra casilla de salida. ¿A qué nos referimos con esto? A la capacidad de adaptar tu punto de vista, tus metas y gestionar expectativas. Y para muchos, no es fácil.
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